TEZCATLIPOCA HISTORICAL CONTEXT:
Antes de profundizar en la historia de México y el papel fundamental de Tezcatlipoca a lo largo de miles de años en civilizaciones pasadas y presentes, es esencial reconocer las corrientes históricas y culturales más amplias que dieron forma a la aparición de los mexicas, la revitalización de México y la veneración de esta poderosa deidad. La influencia de Tezcatlipoca fue vasta y se extiende más allá de los límites de una sola cultura, resonando en las culturas y civilizaciones de los pueblos mesoamericanos a través de diferentes eras y nombres. Por ejemplo, los toltecas desde el año 700 d.C. tenían una leyenda sobre Tezcatlipoca destronando a su rey y sumo sacerdote Quetzalcóatl. Y entre los olmecas en el 1400 a.C., parece que comenzó a cristalizarse como una deidad. Esta introducción prepara el escenario para explorar el lugar de Tezcatlipoca dentro del gran relato de la migración, la síntesis cultural y los motivos universales de creación y dualidad.
Tezcatlipoca se puede discernir en las deidades de civilizaciones anteriores, como los olmecas, toltecas y mayas, lo que sugiere una herencia cultural compartida que precede la formación del Imperio azteca. Los lingüistas han rastreado que la lengua náhuatl es parte de una familia mucho más grande de lenguas que abarca la mayoría de las tribus nativas de América del Norte a América del Sur. El hecho de que estas lenguas estén conectadas, así como las representaciones de Tezcatlipoca y Quetzalcóatl en estas culturas, además de la constante iconografía del águila y el jaguar, subraya la interconexión de las prácticas lingüísticas y religiosas mesoamericanas, y la fluidez de los arquetipos divinos en la región.
La Migración: De Aztlán a Tenochtitlán
Para entender el mundo azteca, es central el épico relato de la migración mexica desde su mítico lugar de origen en el norte, Aztlán, hasta el establecimiento de Tenochtitlán, el corazón de su imperio, en el Valle de México. Comenzando su viaje hacia el sur alrededor del año 1111 d.C., bajo la guía de Huitzilopochtli para encontrar su nuevo hogar, se les ordenó detenerse cuando vieran el signo de un águila devorando una serpiente sobre un nopal. Esta odisea duró doscientos años hasta aproximadamente 1325 d.C., cuando vieron el águila posada sobre un nopal comiendo una serpiente en medio de un lago. Construyeron Tenochtitlán allí, en medio del lago, debido al signo de Huitzilopochtli, un testimonio de la fuerza, resistencia, fe y destino del pueblo mexica.
Periodo Lítico (antes de 8000 BCE.)
En este período, no hay evidencia directa de prácticas o creencias específicamente relacionadas con Tezcatlipoca o cualquier dios aún. Sin embargo, existían prácticas espirituales o rituales que más tarde evolucionarían en sistemas religiosos más complejos.
Periodo Arcaico (antes de 2000 BCE)
La agricultura avanzó, se establecieron aldeas permanentes y comenzaron a aparecer estructuras sociales como divisiones de clase. Muchas de las tecnologías básicas de Mesoamérica en términos de molienda de piedra, perforación, cerámica, etc., se establecieron durante este período. Aunque no hay evidencia directa del culto específico a Tezcatlipoca, hay evidencia de prácticas que podrían haber influido en Tezcatlipoca, preparando el escenario para prácticas religiosas más organizadas.
Periodo Preclásico o Formativo (2000 BCE - 250 )
Fase Barra (c. 1800–1500 a.C.)
Durante este período, el crecimiento en la complejidad social, evidenciado por avances en la cerámica y las estructuras sociales, indica una sociedad madura para la exploración espiritual. Aunque no hay evidencia directa del culto a Tezcatlipoca, estos desarrollos sugieren un entorno donde se habrían conceptualizado y venerado deidades complejas.
Fase Ocós (1500–1200 a.C.)
Esta fase se caracterizó por importantes avances que moldearon el paisaje religioso de Mesoamérica. La creciente complejidad de las prácticas religiosas durante este tiempo indica un entorno en el que podrían surgir dioses especializados como Tezcatlipoca.
Fase Locona (1200–1000 a.C.)
A medida que las sociedades mesoamericanas continuaban evolucionando, la Fase Locona sentó las bases para que se arraigaran prácticas religiosas organizadas. La complejidad de estas sociedades proporcionó un terreno fértil para la introducción y adoración de deidades específicas, ofreciendo una plataforma para el advenimiento del culto a Tezcatlipoca.
Periodo Olmeca (1200–400 a.C.)
Tezcatlipoca comenzó a cristalizarse como una deidad durante el período olmeca, que vio la formación de un panteón de dioses. Algunos artefactos olmecas sugieren figuras que podrían ser representaciones tempranas de Tezcatlipoca.
Periodo Clásico (250 d.C. - 900 d.C.)
Clásico Temprano (250 d.C. - 600 d.C.)
Tezcatlipoca era parte de las prácticas religiosas en Teotihuacan, los toltecas y posiblemente entre los mayas, aunque bajo diferentes nombres y atributos.
Clásico Medio (600 d.C. - 700 d.C.)
La influencia de la deidad continuó creciendo, especialmente a medida que la influencia de Teotihuacan disminuía y surgían nuevas ciudades-estado.
Clásico Tardío (700 d.C. - 900 d.C.)
El culto a Tezcatlipoca estaba muy extendido en este punto, especialmente en la cultura tolteca que comenzó a surgir hacia el final de este período.
Periodo Posclásico (900 d.C. - 1521 d.C.)
Posclásico Temprano (900 d.C. - 1200 d.C.)
Tezcatlipoca era una deidad importante en la religión tolteca, y su influencia se extendió a través de sus interacciones con otros grupos mesoamericanos.
Posclásico Tardío (1200 d.C. - 1521 d.C.)
Tezcatlipoca alcanzó el apogeo de su culto entre los aztecas, sirviendo como una figura central en su religión y mitología.
Periodo de Contacto (1521 d.C. - 1600 d.C.)
Contacto Temprano (1521 d.C. - 1550 d.C.)
El culto a Tezcatlipoca y otras deidades indígenas comenzó a declinar a medida que los conquistadores españoles imponían su voluntad, junto con enfermedades, el cristianismo y el catolicismo.
Contacto Tardío (1550 d.C. - 1600 d.C.)
Para este punto, la religión y la cultura indígena fueron fuertemente reprimidas y demonizadas por los cristianos y católicos, con aproximadamente el 90% de la población nativa muriendo a causa de enfermedades traídas por los colonizadores. Sin embargo, el culto a Tezcatlipoca persistió, ya que hay documentos posteriores a este período que mencionan a Tezcatlipoca, provenientes de personas nativas que sobrevivieron y que los escribas españoles tradujeron y publicaron.
Dominio Colonial (1521 d.C. - 1821 d.C.)
Supresión Temprana y Conversión Forzada (1521 d.C. - 1550 d.C.):
Tras la caída del Imperio Azteca, los conquistadores y misioneros españoles desmantelaron sistemáticamente las estructuras religiosas indígenas, viéndolas como paganas o bárbaras. Los templos fueron destruidos y los ídolos religiosos, como Tezcatlipoca, fueron erradicados. Los españoles impusieron el cristianismo, a menudo por la fuerza, impactando significativamente la práctica de las religiones indígenas. A pesar de estos esfuerzos, muchas prácticas indígenas continuaron en secreto o se sincretizaron con prácticas cristianas, preservando aspectos de las antiguas creencias bajo la apariencia del catolicismo.
Resistencia Cultural y Religiosa (1550 d.C. - 1700 d.C.): Durante el período colonial, las comunidades indígenas, a pesar de la enfermedad, la muerte generalizada y la colonización, encontraron formas de resistir la eliminación cultural y religiosa. El culto a figuras como Tezcatlipoca persistió de manera clandestina y, en algunos casos, las deidades indígenas se fusionaron con santos católicos para asegurar su supervivencia, como Santa Muerte (Mictecacihuatl), la Virgen María (Tonantzin) (Coatlicue) y en el folclore mexicano La Llorona (Cihuacóatl). Este período estuvo marcado por una compleja interacción de resistencia y adaptación, con los pueblos indígenas navegando el opresivo paisaje colonial para conservar su identidad cultural y prácticas espirituales.
Período Colonial Tardío y las Semillas de la Independencia (1700 d.C. - 1821 d.C.): Las Reformas Borbónicas en el siglo XVIII y el creciente descontento entre la población criolla (españoles nacidos en México) y mestiza (herencia mixta) sentaron las bases para la independencia. Movimientos intelectuales y filosóficos provenientes de Europa, combinados con un creciente orgullo en el pasado indígena de México, hicieron que las personas nacidas en México, que estaban oprimidas, comenzaran a cuestionar la justificación española para el dominio colonial y la supremacía de la cultura y religión europeas.
Camino hacia la Independencia y la Libertad Religiosa (1810 d.C. - 1821 d.C.): La Guerra de Independencia de México, iniciada por Miguel Hidalgo y figuras como José María Morelos, ambos sacerdotes católicos con simpatías hacia las causas indígenas, marcó una ruptura decisiva con el dominio español. El movimiento no solo fue una lucha por la libertad política y económica, sino también por la liberación cultural y religiosa. La independencia y liberación de México en 1821 reabrió las posibilidades para la expresión de la identidad y las prácticas indígenas, incluyendo el resurgimiento de las tradiciones religiosas prehispánicas, en una nación recién soberana. No fue sin muerte. Muchos mexicanos murieron para ganar la libertad. Miguel Hidalgo fue fusilado por un pelotón de fusilamiento. Se dice que les pidió que dispararan a su mano derecha y la colocó sobre su corazón. Los españoles o la iglesia decapitaron su cuerpo muerto después de matarlo y lo exhibieron para que lo viera el pueblo. En lugar de intimidar, esto enfureció aún más a las personas, que lucharon contra quienes habían cometido tantas injusticias contra ellos y su valiente, bondadoso y amado hombre temeroso de Dios llamado Miguel Hidalgo (conocido en México como El Cura Don Miguel Hidalgo). Su Grito de Dolores, también conocido como Grito de Independencia, es gritado por cada presidente mexicano hasta el día de hoy. Recientemente, el presidente mexicano AMLO (Andrés Manuel López Obrador) tuvo el honor. Aquí está su Grito de Independencia: enlace. Va en vivo todos los días en su canal y habla mucho sobre la antigua cultura de México.
Período Posterior a la Independencia y el Renacimiento de las Tradiciones Indígenas: Aunque el período inmediato posterior a la independencia no vio un renacimiento generalizado de las religiones prehispánicas, preparó el terreno para una mayor apreciación y reevaluación de las prácticas culturales y espirituales indígenas. Con el tiempo, esto llevó a un reconocimiento más amplio del rico patrimonio precolonial de México, incluyendo una reevaluación de figuras como Tezcatlipoca, no como entidades demoníacas, sino como partes integrales del paisaje cultural y religioso de México.
América: Libertad Religiosa en Estados Unidos
Mientras que el período posterior a la independencia de México marcó un cambio lento pero constante hacia el reconocimiento y la valoración de sus tradiciones culturales y espirituales indígenas, vale la pena señalar el contexto más amplio de la libertad religiosa en las Américas durante esta era. Los Estados Unidos, habiendo establecido su independencia antes, en 1776, con la Declaración de Independencia, surgieron como una nación comprometida con los principios de libertad y democracia, incluyendo la libertad religiosa consagrada en la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos en 1791. Este compromiso proporcionó un modelo que influyó en las perspectivas globales sobre los derechos y libertades individuales. La narrativa estadounidense de libertad y democracia, particularmente en términos de religión, ofreció un telón de fondo contrastante con las propias luchas y reformas graduales de México.
Ideales y Aspiraciones Compartidas:
En su esencia, tanto América como México encarnan el hermoso espíritu de aspiración hacia la libertad y la libertad, principios profundamente arraigados en los padres fundadores y las personas que lucharon por sus libertades e independencia. Estas naciones fueron construidas por individuos que soñaron con un futuro donde ninguna persona tuviera dominio sobre otra, un futuro donde cada individuo tuviera la oportunidad de perseguir su propio destino y elegir a sus líderes en una democracia. Este fundamento compartido refleja el anhelo universal de dignidad y autodeterminación. Las naciones y culturas se formaron, revivieron y destruyeron a través de sus luchas por la independencia y los viajes continuos hacia la verdadera igualdad. En los Estados Unidos, la Declaración de Independencia articuló una visión de una nación comprometida con los ideales de libertad y justicia. A pesar de los desafíos y contradicciones que surgieron, como la confrontación retrasada con la injusticia de la esclavitud, este principio fundamental ha continuado inspirando movimientos para el cambio y la reforma a lo largo de la historia estadounidense.
De manera similar, la lucha de México por la independencia fue impulsada por el deseo de liberarse de las cadenas de la opresión colonial y forjar una nación que pudiera reclamar con orgullo su rico patrimonio indígena y afirmar su derecho a la autogobernanza. A lo largo de los siglos, esto ha evolucionado en un diálogo robusto sobre la identidad nacional, el orgullo cultural y los derechos de las comunidades indígenas, reflejando una reevaluación y afirmación continuas de los valores fundamentales de México.
Como vecinos y socios en el continente norteamericano, los Estados Unidos y México comparten más que una frontera; comparten una narrativa histórica de lucha por los ideales sobre los que fueron fundados, que comparten los fundamentos de las libertades personales y religiosas.